¡8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres!
#Huelga Feminista8M
<Si nosotras paramos, se para el mundo>
El 8 de marzo 2018, es nuestro día, una fecha histórica en que las mujeres nos plantamos frente al sistema misógino y machista para denunciarlo. Un día en el que las mujeres nos negamos a producir, reproducir, estudiar y consumir en el seno del patriarcado que nos invisibiliza, nos oprime, nos veja y nos maltrata.
Millones de mujeres de más de cuarenta países nos hemos sumado y unido porque compartimos la misma injusticia e indignación pero también, la misma esperanza y dignidad. Nos unen los mismos motivos, la misma lucha para decir ¡Basta! Porque allí donde mires aflora la desigualdad: en el deporte, en la investigación, en el arte, en la literatura, en la política, en la educación…
Nos encontramos un año más con cifras en el terreno laboral que nos alejan de la igualdad real; inmersas en un mercado basado en la división sexual del trabajo, que nos discrimina, nos condena a la temporalidad, y nos hace contar con menos opciones.
Las mujeres de media, cobramos un 30% menos que los hombres. Esta diferencia salarial, se incrementa también según lo hace la edad. Pareciera que nunca tenemos la edad adecuada para encajar en este mercado laboral: demasiado jóvenes, potencialmente madres, demasiado mayores.
Seguimos sufriendo una brecha salarial del 23% que deriva en precariedad. La mayoría de los empleos precarios están ocupados por mujeres. Esto se ve reflejado en nuestras cotizaciones, y posteriormente en nuestras pensiones que serán más bajas. Se refleja también en la feminización de la pobreza y en nuestra vulnerabilidad y dependencia económica, que nos expone a la violencia física, sexual y emocional. Gran parte de esta violencia se evitaría si las mujeres pudiéramos ponernos a salvo. Muchas víctimas saben que están en peligro y se exponen sin embargo a un riesgo, debido a la falta de apoyos y alternativas que les permitan romper cualquier vínculo de abuso de poder.
El machismo se retroalimenta de forma sistemática y organizada. Después de ser explotadas y rechazadas por el mercado laboral, recae sobre nosotras la tercera situación de explotación; la de llevar a cabo los trabajos de cuidados y domésticos no remunerados ni reconocidos. Trabajo gratuito que no elegimos, que nos mantiene en la pobreza, nos invisibiliza y reduce nuestras posibilidades de realización profesional, social y personal. Tareas no remuneradas que consumen nuestro tiempo y nuestra vida mientras nuestros homólogos masculinos se convierten en nuestros “patronos”. Más de nueve millones de mujeres en España atienden el trabajo de cuidados.
Exigimos medidas que nos lleven hacia un modelo nuevo económico que no se base en la división sexual del trabajo, y que sea social y ambientalmente sostenible. Denunciamos que este sistema capitalista y patriarcal no solo destruye la vida de las mujeres, amenaza con destruir toda la vida y llevarnos al colapso en su locura.
¡Basta! Porque allí donde pongas el foco encontrarás clichés absurdos que ayudan a perpetuar una cultura de la violencia hacia las mujeres, que a base de convivir con ella ha acabado por normalizarse. Desde distintos altavoces: medios de comunicación, publicidad, nos dicen cómo vestir, cómo sentir y cómo relacionarnos con nuestro entorno.
Paramos porque el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, con un presupuesto testimonial, sin medidas específicas que garanticen recursos que ofrezcan independencia económica a las mujeres víctimas de violencia, sigue en un cajón a pesar de que llevamos 1000 mujeres asesinadas por violencia machista desde que se empezó a cuantificar los feminicidios.
Paramos porque nuestros derechos sexuales y reproductivos siguen sin estar garantizados.
Porque nuestras hijas se esfuerzan en formarse y estudiar para alcanzar un futuro mejor, pero el acceso al mercado laboral y a los puestos de responsabilidad dentro de las empresas e instituciones, sigue teniendo dos bocas de embudo en función del sexo de la persona. Porque el mismo mercado que nos rechaza como trabajadoras nos toma el pelo como consumidoras, cobrándonos la “tasa rosa”, promoviendo el sexismo para sacarle rendimiento económico, cosificándonos o ridiculizándonos en la publicidad; esclavizando a mujeres y menores y mintiéndonos para que seamos partícipes sin saberlo de las tropelías de las grandes empresas contra la población más vulnerable de otros países.
El día 8 paramos. Decimos ¡basta! de estudiar para nada. De que no haya empleo para nosotras. De trabajar como esclavas. De aguantar violencia.
Somos muchas, mujeres diversas, uniéndonos al grito común de ¡Basta! y seremos muchas más, conscientes de que
“si paramos todas, paramos todo”